Las cinco haciendas más importantes en la historia de Morelos

En el estado de Morelos proliferaron desde el siglo XVI grandes haciendas, principalmente azucareras, que marcaron la economía y la historia regional. Estas fincas agrarias no solo produjeron caña de azúcar, arroz o ganado, sino que también fueron escenario de episodios clave de la historia de México.

A continuación, te presentamos cinco de las haciendas morelenses más importantes desde un punto de vista histórico, con sus orígenes, rol histórico, personajes asociados y su estado actual.


Hacienda San José Vista Hermosa

Fundada hacia 1529 por órdenes de Hernán Cortés, la Hacienda de San José Vista Hermosa es una de las primeras haciendas azucareras de Nueva España. Originalmente era un ingenio cañero y formó parte del Marquesado del Valle de Oaxaca (los vastos dominios entregados a Cortés), perteneciendo a sus descendientes hasta 1621. Gracias a un eficiente sistema de riego, esta hacienda llegó a crear el cercano lago de Tequesquitengo hacia 1865, inundando un antiguo poblado – hecho rodeado de leyendas locales. En la época colonial destacó por su producción de azúcar, y según crónicas, incluso sirvió de refugio para reuniones discretas del hijo de Cortés, Martín, en conspiraciones novohispanas de mediados del siglo XVI.

Tras la Revolución Mexicana, Vista Hermosa perdió sus tierras productivas; décadas después, en 1947 fue pionera en reconvertirse en hotel, respetando su arquitectura original.

Actualmente, funciona como hotel-hacienda de lujo, conservando sus arcos, jardines y hasta antiguas mazmorras, abiertas al turismo cultural.


Hacienda San Antonio Atlacomulco (Hacienda de Cortés)

También conocida como Hacienda de Cortés por su ilustre origen, San Antonio Atlacomulco se consolidó en 1642 cuando los herederos de Hernán Cortés trasladaron un ingenio azucarero de Tlaltenango a Jiutepec. En aquel entonces colonial fue reconocida como “la hacienda azucarera más importante” de la Nueva España, centro de un extenso latifundio cañero. Su propósito original fue el cultivo y molienda de caña de azúcar, actividad que sostuvo por siglos. Durante el Porfiriato, la hacienda vivió un nuevo auge: hacia mediados del siglo XIX el político e historiador Lucas Alamán ordenó su modernización, introduciendo maquinaria e innovaciones agrícolas para incrementar la producción.

En el convulso período de la Revolución Mexicana, Atlacomulco –como tantas haciendas morelenses– sufrió estragos y el abandono temporal, al ser sus tierras repartidas a campesinos.

Tras restauraciones del siglo XX, la ex hacienda se convirtió en el Hotel & Spa Hacienda de Cortés, un hotel histórico que preserva sus restos de arquitectura colonial (como contrafuertes de piedra y antiguos arcos), combinando la evocación histórica con servicios modernos.


Hacienda San José Cocoyoc

La Antigua Hacienda de San José Cocoyoc data del siglo XVI y llegó a ser, durante los siglos XVII y XVIII, una de las haciendas más prósperas e importantes de todo el país. Establecida en el fértil valle de Yautepec, originalmente se enfocó en la producción azucarera, aprovechando el clima benigno y abundante agua de la región. Cocoyoc formó parte de las propiedades del Marquesado del Valle de Oaxaca –los dominios de Cortés– y floreció a tal grado que está reconocida oficialmente como Monumento Histórico por el INAH. Durante la Colonia y buena parte del siglo XIX, sus trapiches y plantaciones dulcificaron la economía regional; a finales del siglo XVIII fue adquirida por Antonio Velasco de la Torre, un acaudalado minero que expandió e innovó la hacienda, marcando el inicio de su época de mayor bonanza.

En la Revolución Mexicana, Cocoyoc corrió la suerte de muchas haciendas cañeras: fue saqueada y abandonada debido al conflicto armado. Tras décadas de ruina, en 1957 el empresario Paulino Rivera Torres compró los restos de la hacienda y la restauró, concretando su sueño de convertirla en un gran hotel-resort.

Hoy en día, ha renacido como el Hotel Hacienda Cocoyoc, un complejo turístico de lujo que conserva sus arquerías, jardines exuberantes y un antiguo acueducto; es un referente de hotelería patrimonial en Morelos, donde cada muro evoca siglos de historia.


Hacienda de San Juan Chinameca

La Hacienda de San Juan Chinameca fue establecida alrededor de 1700 como un modesto trapiche (ingenio azucarero primitivo) propiedad de Felipe Cayetano de Cárdenas. Con el tiempo, pasó por varios dueños e inversiones que ampliaron su capacidad: hacia finales del Porfiriato se había transformado en la hacienda azucarera más grande y productiva del estado de Morelos. En 1906 se culminó la construcción de su imponente edificio industrial (cuya chimenea aún domina el paisaje) e instaló maquinaria de vanguardia, gracias a un ramal ferroviario que conectaba con Cuautla. Su producción de azúcar alcanzó el apogeo justo antes de la Revolución Mexicana, empleando a cientos de trabajadores bajo el sistema de hacienda.

Sin embargo, la fama histórica de Chinameca proviene de un hecho trágico: fue en su casco donde, el 10 de abril de 1919, el General Emiliano Zapata –líder del movimiento agrarista del Sur– cayó asesinado mediante una emboscada orquestada por el coronel Jesús Guajardo. La leyenda cuenta que Zapata, confiando en una supuesta rendición enemiga, ingresó al portón de Chinameca y allí fue acribillado, convirtiendo a esta hacienda en símbolo del fin de la Revolución del Sur.

La ex hacienda está preservada como museo histórico dedicado al agrarismo mexicano y a Zapata. En el patio aún se erige el alto chacuaco (chimenea) con la consigna “Tierra y Libertad” inscrita, y una estatua ecuestre de Zapata señala el sitio del magnicidio​. Forma parte de la Ruta de Zapata en Morelos, abierta al público con vestigios de sus bodegas, oficinas y muros impactados por las balas de hace un siglo.


Hacienda de San Antonio Coahuixtla

La Hacienda de Coahuixtla, ubicada en el hoy municipio de Ayala, Morelos, fue fundada hacia 1587 por frailes dominicos como un ingenio o trapiche azucarero colonial​. . Su vocación productiva inicial fue la caña de azúcar, beneficiándose de la fértil planicie de Amilpas. Durante siglos mantuvo operaciones, pero fue en las postrimerías del siglo XIX cuando Coahuixtla alcanzó su mayor esplendor: bajo la propiedad del empresario Manuel Araoz, se convirtió en la hacienda más grande y moderna de la región, incluso diversificando a destilería de alcohol. Dotada de maquinaria avanzada de molienda, llegó a disputar tierras comunales a pueblos vecinos. De hecho, Coahuixtla desempeñó un papel detonante en la historia revolucionaria: sus intentos por apropiarse de las tierras de Anenecuilco y Villa de Ayala a finales de la era porfirista provocaron agravios que contribuyeron al levantamiento armado del general Emiliano Zapata en 1911.

Durante la Revolución Mexicana, la hacienda fue tomada e incendiada por los zapatistas; sus instalaciones pasaron a ser botín de revolucionarios y escenario de combates encabezados por Zapata, quedando al final en ruinas.

La ex hacienda permanece abandonada, en estado ruinoso y envuelta en la vegetación. No obstante, sus monumentales muros, arcadas de piedra y chimeneas gemelas aún se alzan como un inquietante testimonio de su grandeza pasada. Hoy Coahuixtla es un sitio de interés histórico-arquitectónico; aunque sin funciones productivas ni museográficas, sus restos evocan la era dorada y la caída violenta de las haciendas morelenses.